La actividad de jugar ha acompañado a los humanos desde siempre. En todas las culturas se han desarrollado diferentes formas de entretenimiento, a las que se les ha añadido la posibilidad de apostar. Con la evolución de los juegos de azar cualquier persona puede tener acceso a la amplia variedad de formas de apostar en distintas actividades, con la percepción errónea de ganar dinero de manera rápida y fácil. El acceso fácil y la publicidad de dichos juegos (casinos, apuestas deportivas, loterías tradicionales, cupones, loterías rápidas, cartas, dados, máquinas tragaperras, etc.), junto a variables personales y sociales, facilitan que cada vez haya más personas con dificultades para controlar los comportamientos relacionados con la actividad de jugar.